Fidel Castro se alzó al frente del Gobierno de la isla en 1959. El régimen de Castro, que evolucionó rápidamente hacia el comunismo, estableció un sistema de partido único e intentó exportar la revolución a otros puntos de lberoamérica. Ante las crecientes presiones y el bloqueo económico de Washington (suspensión de las compras de azúcar cubano), Castro buscó el apoyo de la URSS, que le proporcionó ayuda económica y militar.
El peligro y la humillación para EE UU parecían evidentes: el “enemigo comunista” estaba a 150 km. de sus costas, en una isla que había sido casi una colonia suya. Por ello, la CIA organizó una invasión militar con exiliados anticastristas, que desembarcaron en la bahíade Cochinos (1961) con el propósito de derribar al régimen de Castro. La operación fue un fracaso total y Cuba se convirtió en un estado satélite de la URSS. Los soviéticos decidieron instalar misiles en la isla apuntando a Estados Unidos. Se trata de la denominada crisis de los misiles (1962). Estados Unidos bloqueó la isla e impidió el establecimiento de los misiles. Finalmente, la URSS cedió y no los instaló, evitando así lo que todo el planeta temía: una guerra nuclear. Aunque la URSS y su dirigente Kruschev parecieron derrotados ante la opinión pública internacional, hoy se sabe que lograron sus objetivos secretos: la retirada de misiles estadounidenses de Turquía y la promesa del presidente Kennedy de que no se volvería a atacar Cuba. Esta amenaza de una guerra generalizada supuso el comienzo de una etapa de mayor diálogo y distensión, caracterizada por la tolerancia mutua entre los dos bloques.
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