La localización de las industrias sobre el territorio responde al objetivo de maximizar los beneficios y minimizar los costes.
La tendencia hacia empresas de menor tamaño, la diversificación de la producción, las facilidades de comunicación instantánea que dan las nuevas tecnologías, la mejora de las redes de transporte, la ampliación de las áreas de mercado..., favorecen la descentralización de las empresas, que, cada vez más, son multiplanta: la dirección y gestión se localizan en la gran ciudad, mientras que los procesos de fabricación se reparten en diferentes establecimientos, que buscan, en cada caso, la localización más interesante.
Las empresas más innovadoras y las sedes sociales de las principales empresas nacionales o multinacionales tienden a concentrarse en Madrid o Barcelona. En general, se produce en estas ciudades una terciarización creciente de la industria, predominando las actividades previas y posteriores a la producción (gestión, diseño, investigación, comercialización, servicio postventa...). En los nuevos edificios industriales de estas ciudades, las funciones de oficina superan a las propiamente fabriles.
Algunos sectores han aguantado mejor que otros la crisis del 73. Las industrias químicas, de alimentación, papel y artes gráficas, etc. han incrementado su valor añadido muy por encima de la media. El textil /confección, madera y mueble, metalurgia básica y de transformación o la industria de materiales de construcción han tenido un comportamiento mucho más desfavorable.
El modelo de producción basado en la fabricación mecanizada y en serie de grandes cantidades de productos homogéneos comienza a perder importancia. Hoy, lo esencial es la capacidad de las empresas para atender una demanda diversificada y cambiante, lo que resulta más fácil en unidades productivas pequeñas y medianas.
Por otra parte la escasa relación que ha existido en España entre empresas y centros de investigación y nuestro relativo atraso científico se han traducido históricamente en una inversión en I + D pequeña y en la dependencia tecnológica del exterior.
Las empresas de alta tecnología se localizan en Madrid y Barcelona, con focos secundarios en Málaga, Valencia, Guipúzcoa. Para promover la I + D se crean en los años 80, siguiendo los modelos americanos, los parques tecnológicos. Sin embargo, su creación no es ninguna garantía de que las empresas vayan a instalarse allí y la realidad es que sólo los de Madrid y Barcelona, que además tienen poca extensión, están en pleno funcionamiento.
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